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Imperfecció, decadència, mort: bellesa |
I
Encara no fa un parell de setmanes aní a la llibreria disposat a comprar dos Llibres de Meravelles: el de Llull i el d'Estellés. No hi havia ni l'un ni l'altre, però mentre passejava pels passadissos i espais de la botiga vaig ensopegar amb una prestatgeria sencera dedicada als camins i els caminants: quin goig! Vaig emportar-me'n tres llibres: Los Alpes en invierno. Ensayos sobre el arte de caminar, de Leslie Stephen; Caminar, amb assajos de Hazlitt i Stevenson i il·lustracions de Juan Palomino; i En los senderos, de Robert Moor.
El primer vaig començar a devorar-lo aviat. Me l'emportí, junt amb els assajos de Hazlitt i Stevenson, a la caminada de diumenge: sense buscar-ho, vaig passar el dia amb tres britànics pels camins més septentrionals dels Ports de Morella, al terme de Sorita.
De Leslie haig de destacar, en primer lloc, que és conegut per ser el pare de Virginia Woolf: s'inverteix la jerarquia habitual que hauria fet coneguda la segona per ser la «filla de». En efecte, el mèrit de Woolf és el que atorga, en certa manera i de forma retrospectiva, un valor a Leslie digne de ser tingut en consideració. Ara bé, de tots tres, tant de Leslie, d'Stevenson i, especialment, de Hazlitt, he aprés que en realitat no hi ha gaire coses que me'n separen, malgrat viure en un espai i un temps que no coincideixen amb el d'ells, gràcies a dues coses: llegir i caminar.
En efecte, llegir m'ha permès conèixer-los; caminar, aprendre a mirar el món amb una mirada similar a la seua. Algunes cites dels llibres permeten il·lustrar bé aquesta afirmació!
II
Ja al pròleg de Caminar, Juan Marqués afirma, inspirant-se en Hazlitt: «Más bien al contrario, lo incomprensible es no llevarse libros a los viajes, y a la saludable y curiosa moda de libros sobre andanzas y caminatas se le podrían encontrar otros motivos, puestos a ello; aunque no hace ninguna falta, pues aquellos para quienes leer y caminar son dos imperativos irrenunciables y constitutivos, sabemos que están esencialmente relacionados, hermanados en cuanto son dos modos elementales de intentar rastrear alguna verdad o por lo menos alguna pista, de sumergirse en la realidad para encontrar alguna certeza o merecer algún tipo de explicación». I també: «Quienes corren o pedalean suelen ser más bien gregarios, y se mueven como miembros de rebaños, racimos o pelotones, pero quienes caminan suelen anhelar la soledad, y no solo aquellos misántropos cuyo principal objetivo en este mundo es que les dejen en paz, sino aquellos que son más bien víctimas de una incomprensión general, de una sospecha imprecisa, y no saben o no pueden defenderse. En todo caso, del texto de Hazlitt tiene uno la sensación de que no es que convenga estar solo a la hora de caminar, como con tanta decisión argumenta, sino que es muy probable que quien se lanza a caminar acabe solo».
III
En efecte, Hazlitt diu: «No puedo ver el encanto de pasear y charlar al mismo tiempo. Cuando estoy en el campo, deseo vegetar como las plantas. No estoy de humor para crticar los setos ni los lomos negros del ganado. Salgo de la ciudad con el objetivo de olvidarla, así como todo cuanto esta contiene. Hay que, con este mismo fin, se marchan a la costa y cargan con ellos la metrópoli; yo prefiero un espacio vital mayor y menores estrobos. [...] El alma de una excursión es la libertad, la completa libertad para pensar, sentir y hacer exactamente lo que uno desee. Salimos de excursión principalmente para hallarnos libres de todo impedimento y toda inconveniencia, para dejarnos a nosotros mismos atrás en mucha mayor medida que para librarnos de otros. [...] En lugar de un amigo en calesa o en un tílburi, con el que intercambiar buenas palabras y regresar a los mismos tópicos manidos una y otra vez, déjenme por una vez firmar una tregua con la impetinencia. Denme el limpio cielo azul sobre la cabeza, el verde pasto bajo los pies, un camino sinuoso ante mí y tres horas de marcha hasta la cena...y entonces: ¡a pensar!»
IV
Els pensaments de Leslie van per altres contrades. A Una puesta de sol desde lo alto del Mont Blanc es veu assaltat per un interrogant: «¿Dónde termina el Mont Blanc y dónde empiezo yo? Ha ahí la pregunta que ningún metafísico ha logrado responder hasta la fecha. Eso sí, la conexión es innegable e íntima: el Mont Blanc es parte de esa gran maquinaria en la que está inserta de forma inextricable mi estructura física; y lo más interesante es que se trata de una parte a la que no puedo someter a mis propósitos. La totalidad del universo, desde las estrellas y los planetas a las montañas y los insectos que a sus pies se arrastran, no es más que una red de fuerzas sometidas a la eterna acción y reacción de unos sobre otros. La mente del hombre es un instrumento musical, y en él imprime el entorno sus armonías y discordancias, complejas hasta límites incalculables. Y es verdad que, con demasiada frecuencia, ese instrumento es un simple organillo, y repite de manera mecánica las melodáis que ya han sido grabadas de antemano. Aunque según sea más fuerte o delicado, así responderá también a los impulsos que reciba desde los puntos más distantes. Y cierto es que un instrumento bien afinado debería ser capaz de reproducir también las voces más solemnes y melancólicas que cubren con su espectro los rincones más salvajes de la naturaleza».
En Alabanza del caminante, en canvi, en lloc de descriure la fascinació que li transmet la sublimitat del Mont Blanc, fa del caminar una manera de viure, de «vivenciar» tot paisatge, fins i tot el més avorrit o familiar: «Yo me convertí en entusiasta admirador de los Alpes, pero no hallé más placenteros esos paseos que el que Cowper describe, encaramado a un altozano desde donde no ve en la línea del horizonte ni los Alpes ni los Apeninos, sino "un seto alto de plantas vivas". Lo que da su encanto al paisaje británico más anodino es cruzarlo a pie. Y es el amor por los paseos a pie lo que hace que la campiña inglesa sea apreciable, o incluso que rezume su encanto inextinguible. Solo conozco bien dos o tres regiones, pero cuanto más las conozco, más ardo en deseos de volver a ellas para organizar algún paseo nuevo, combinado con los paseos de siempre, o para asomarme a algún rincón que me quede por explorar».
Eixe desig m'és familiar!
V
Per la seua banda, Stevenson parla sobre el fet que, durant la caminada solitària, les màscares amb què ens presentem davant els altres es fan innecessàries: l'excentricitat, lligada al sentiment de llibertat, guaita durant el camí. «Inician su camino posiblemente en el mismo momento una treintena de hombres, y estaría dispuesto a apostar una cuantiosa suma a que no existe otro rostro triste entre los treinta. Sería algo interesante observar, cubierto por un manto de oscuridad, a uno tras otro de estos caminantes, alguna mañana de verano, en sus primeros kilómetros en el camino. Este, que camina rápido, con una mirada entusiasta en los ojoes, está completamente concentrado en su propia mente, está imbuido en su telar, tejiendo y tejiendo, intentando someter el paisaje a palabras. Aquel otro mira a su alrededor, mientras avanza, entre la hierba; espera junto al canal para observar las libélulas; se apoya en la barrera que lo separa del pasto y no puede mirar lo suficiente a la complaciente vacada. Y por aquí llega otro charlando, riendo y gesticulando para sí. Su rostro cambia de cuando en cuando, al brillar la indignación en sus ojos o en el instante en el que el enojo le nubla la frente. Está componiendo artículos, pronunciando discursos y conduciendo las entrevistas más apasionadas, durante el camino. Un poco más adelante pareciera que pudiera ponerse a cantar. [...] Una población sedentaria, acostumbrada, por otra parte, al extraño comportamiento mecánico del vagabundo común, no puede en modo alguno explicarse el alborozo de estos transeúntes».
VI
Però no només els textos de la colla de britànics, sinó que també les il·lustracions de Palomino suggereixen, corprenen, expliquen, transporten: el llibret de Caminar és una autèntica joia per mirar-se-la i remirar-se-la, llegir i rellegir-la.
I així va ser la meua caminada pel terme de Sorita: Hazlitt parla de tres hores de caminada per davant; la meua en va durar nou (uns 20 km amb parades per badar, llegir i fer el mec). Una companya em deia que no pensava que tots els llocs que apareixien a les fotografies que publica els pogués fer en un dia sense emprar el cotxe: doncs que no s'ho crega! Un dia si vol que vinga i ho comprove!
PALANQUES
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Església de l'Assumpció |
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Xiprers centenaris de Palanques |
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Sant Cosme, que forma parella amb Damià: Diòscurs |
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Restes de l'antiga església medieval incrustades a la façana actual. |
SORITA
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Inici de la caminada: la Font del Pont... gòtic? |
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El punt roig és el meu company inseparable: el Corsa! |
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Pic de l'Infern de Palanques: pròximament! |
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Camí antic |
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Primeres vistes sobre la Balma: però de moment el camí va en sentit contrari |
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Vistes sobre la vall del Bergantes |
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Mont-roig de Tastavins |
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Sant Marc des de la carena |
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Valls del Maestrazgo aragonés |
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Al Sant Marc |
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Port de Torre Miró |
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Darrere d'aquestes muntanyes hi ha la Pobleta o Pobla d'Alcolea |
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Ermita de Sant Marc: la construcció medieval fou arrasada durant les carlinades i també durant la Guerra Civil |
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Restes d'un arc de diafragma de la construcció inicial |
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Caminí per aquella carena la setmana anterior: Serra de la Santa Creu |
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Al llit del Bergantes: bosc fluvial tardoral |
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Arribant a la Balma |
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Sorita |
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Incendi! |
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Sant Marc des de la Balma |
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Creu coberta de la Balma |
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A perdigonaes! |
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Auró |
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Entrant a Sorita |
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Bigues decorades de la teulada de l'ajuntament |
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A la dreta, casalot conegut com "el Castell". |
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La torre també està en la seua tardor xD |
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Castell: part posterior, amb el que sembla haver estat una torre de l'homenatge |
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I acabem la ruta al mateix lloc! |
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