L'herba és mortal. Els hòmens són mortals. Els hòmens són herba.(Bateson)

30 d’agost del 2021

Sublimitat i el "jo"

 

I

La Natura no és bona ni és dolenta: és Natura, i com a tal, no la podem jutjar. Ben cert és, però, que és capaç de convertir aqueix paratge on he gaudit de les hores plàcides dels vespres d'estiu en un autèntic infern: vent, pluja, calamarsa i llamps. I aquests sí que imposen molt de respecte: la Natura esdevé sublim.

II

Sublim: que suscita una emoció profunda per la seua bellesa o grandesa, excels, eminent.

III

«La analítica de lo sublime es un "mero apéndice del enjuiciamiento estético de la conveniencia a fines de la naturaleza". Pero desde otro enfoque lo sublime es para Kant mucho más atractivo que lo bello. En cierto sentido, el sentimiento de lo sublime contiene más yo y más poder que el de lo bello. En relación con el concepto de deber escribe Kant:

La majestad de la ley [...] inspira reverencia (no timidez que rechaza, ni tampoco encanto que invita a la confianza), que despierta respeto del subordinado a su señor, pero que en este caso —puesto que el señor reside e nosotros mismos— despierta un sentimiento de lo elevado de nuestra propia determinación, el cual nos arrebata más que toda belleza.

El motivo de este entusiasmo es que el sentimiento de lo sublime representa un "sentimiento espiritual" libre de toda heteronomía y que surge de volverse a la "razón pura y autónoma". Este sentimiento espiritual o sentimiento de sí mismo es al mismo tiempo un sentimiento de poder:

Así pues, la sublimidad no se contiene en ninguna cosa de la naturaleza, sino solo en nuestro ánimo, en la medida en que podemos tomar conciencia de que somos superiores a la naturaleza en nosotros y, merced a ello, también a la naturaleza [...] fuera de nosotros.

En vista del poderoso fenómeno natural el sujeto no toma conciencia de su finitud, sino de su superioridad e "independencia". Tal fenómeno natural no sume el ánimo en un sentimiento de naturaleza, sino en un sentimiento espiritual o un sentimiento de poder. Sin embargo, en su Teoría estética, Adorno remite a una experiencia totalmente distinta de lo sublime:

Al contrario de lo que Kant quería, el espíritu percibe ante la naturaleza menos su propia superioridad que su propia naturalidad. Este instante mueve al sujeto a llorar ante lo sublime. El recuerdo de la naturaleza disuelve la terquedad de su autoposición: "¡La lágrima brota la tierra vuelve a tenerme!". El yo sale así espiritualmente de la prisión en sí mismo.

La kantiana "razón que nunca es pasiva" y que no era capaz de llorar es en cierto modo el polo opuesto a la "tierra". Como ya señalamos al comienzo, Kant experimenta la "mortalidad" como "el veredicto más humillante que se puede emitir sobre un ser racional ("eres polvo y en polvo te has de convertir")". El sentimiento de la naturaleza, que el espíritu adorniano experimenta en vista de lo sublime, viene a ser un sentimiento de la mortalidad.  No es ni un sentimiento del yo ni un sentimiento de poder. En vista de lo sublime el espíritu es sintonizado con lo que el yo no es. Las lágrimas liberan al yo del "encarcelamiento en sí mismo". Llorando, el yo se desprende de su interioridad cerrada en sí misma. Este "llorar" singular representa un movimiento opuesto a aquel trabajo de sobreponerse al duelo que, en cierto modo, se aferra al yo.»

Byung-Chul Han, Muerte y alteridad, pp. 47 i següents.

IV

Jo no sé què en penseu, pero jo li done la raó a Adorno. He experimentat por, petitesa, admiració i respecte: en cap moment he percebut la grandesa del meu jo. Més aviat la seua insignificança i fragilitat.

V

Espere, això sí, acomiadar com cal l'estiu... Al lloc tranquil de sempre!!!

VI

Per cert, porte un mes amb aquest llibre i puc dir que no he entès pràcticament ni un borrall... Però diria que en reste preparat per a una relectura atenta. És imprescindible!