L'herba és mortal. Els hòmens són mortals. Els hòmens són herba.(Bateson)

16 d’agost del 2023

Alta muntanya: gaudi infinit!

 

Els pics Argualas i Garmo Negro

I

I arribà el dia en què em vaig programar l'ascensió al Garmo Negro: el primer tres mil del Pirineu que he pujat sol! La ruta incloïa l'ascensió als Inferns, però anunciava pluges i no vaig voler arriscar-me: vaig fer bé, perquè als pocs minuts d'arribar a l'hotel, es va desencadenar una forta tempesta per totes les valls, de Panticosa a Osca.

II

Què comentar de l'experiència? Millor que parlar jo, cite novament un llibre que he tornat a fullejar aquests dies. Potser em repetisca, però allà va!

En un mundo donde los espacios estandarizados se multiplican, los espacios salvajes constituyen una reserva singular de experiencias a pesar de —y a causa de— su carácter marginal ante una vida cotidiana donde los artificios y las máquinas juegan un rol predominante. En un océano tecnológico de contactos permanentes pero fugaces, la montaña se erige como una presencia solitaria propicia al regreso y la aventura. Sin embargo, es imposible conciliar, sin contradicciones ni resultados nefastos, lo salvaje y la presencia de las masas.

El auténtico espacio de montaña no es un sueño climatizado. El medio ambiente, hecho de superficies abruptas, que exigen esfuerzos, contrasta con el medio que prolifera en la tecnología y en las pantallas. La exigencia física de lo real es inevitable. El compromiso psicocorporal, fundado sobre el movimiento asociado del cuerpo y del espíritu, tiene allí un significado concreto. La montaña es un espacio de experiencias alternativas a la vida urbana donde las organizaciones y las señales de tráfico enmarcan nuestras prácticas y ocupan nuestra vida mental. Cuanto más salvaje es la naturaleza, más intensas son las experiencias de ruptura e iniciación, que permiten el desarrollo de saberes y competencias que se adhieren al alma y al cuerpo: leer un paisaje, adivinar un cambio del clima, anticipar un peligro, sobreponerse al miedo, instalar correctamente un vivac, percibir la presencia de un animal y, en ocasiones, ver la muerte de cerca. Semejantes capacidades, arcaicas pero fundamentales, se vislumbran en prácticas adivinatorias frente al curso cotidiano de las cosas, en el país de los gadgets y los supermercados. Rara vez requeridas en el seno de un universo de aire acondicionado, etas facultades se vuelven tesoros. Todas sirven para ampliar los horizontes de la conciencia. Abren u vasto dominio de la existencia, contribuyen a estructurar la experiencia sensible de la realidad, dando un sentido agudo de la observación, del peligro, del compromiso y del riesgo.

Me gustaría poder decir que la solidaridad en las alturas cuenta más que la competencia, pero no soy tan ingenuo como para decir tal cosa. ¿Seremos capaces de preservar las montañas de los asaltos que pretenden instalar, cada vez a mayor altura, terrenos de juego que las transforman en circos patrocinados para los adeptos a las competiciones de alto riesgo?

La montaña encarna todo lo contrario: es física, reflexiva y lenta. Discreta, sensorial, paciente y dura. El itinerario para subir exige ligereza. Para ello hay que dejar lo accesorio, evitar estorbos materiales y criterios procedentes de abajo, de quienes quieren aguar l experiencia de remontar las alturas.

Sobre todo, la meta es el contacto con la montaña, intensamente poética, indiferente, silenciosa, ascética incluso nen la intensidad del placer que ofrece. La montaña del esfuerzo y del goce se sitúa en las antípodas del universo sintético. El espacio virtual inmoviliza los cuerpos y captura la atención. Hay que abandonar ese universo manufacturado para experimentar, sentir y pensar el mundo.

Los espacios de montaña, de media y alta montaña, no tienen ninguna necesidad de ser transformados sistemáticamente en parques temáticos donde las señales sean tan regulares que su ausencia pueda provocar una mezcla de ansiedad y contrariedad. Explorar, experimentar, aprender, confrontar la teoría con la práctica, la técnica al terreno, el testimonio a la vivencia, volverse autónomo en grupo o en solitario.

Lo que la montaña ofrece, lo ofrece de manera sencilla. Esta sencillez es una garantía de eternidad. Preservar los espacios de montaña de los artificios que los transforman en zonas de juegos comercializados es una estrategia realista a medio plazo. Las montañas, como los océanos, encarnan el mundo tal como nos fue dado. Un mundo común, no sometido al control del hombre, que puede, arriba o abajo, encontrar su integridad caminando al margen de construcciones humanas, demasiado humanas.

RODOPHE CHRISTIN, El mundo en venta. Crítica de la sinrazón turística.

III

Les pors de Christin, però, es van materialitzant: cert és, com diu, que l'alta muntanya no té necessitat de convertir-se en un parc temàtic, però també que hi ha certs individus que sí que hi estan interessats. Em venia al cap mentre copiava el fragment el panorama que ofereix l'Everest o ja, fins i tot, el K2: fa dos dies, una notícia obria un debat que es produeix pel fet que l'alta muntanya, a l'Himàlaia, s'està convertint en un producte turístic, i desenes de persones (els sherpes) en mers engranatges deshumanitzats que només serveixen per a assolir la voluntat dels qui compren aquest productes per mer caprici.

Per sort, al Pirineu, si bé alguns cims es massifiquen, encara no ha arribat res d'això i la gent que hi trobes sol ser cordial, amable i disposta a ajudar si cal: l'alta muntanya no admet la imbecil·litat! 

L'alta muntanya exigeix matinejar!
Cascades de l'Argualas
Font de la Llacuna
Banys de Panticosa
Hi ha més que no una flor!
A la dreta queden l'Argualas, el Garmo Negro i el Pondielos
Quan el bosc desapareix, entrem en el reialme
de la neu!
Vistes durant una bona estona... 
La foto és borrosa, però... Mal bitxo!
Tartera... Uf!
L'Argualas ja a un tir de pedra
Els Inferns des del cim
Amb Monte Perdido al darrere
I ara amb els Inferns!
Pirineu axial...
Sobresurt el Monte Perdido
El Taillon, al fons a la dreta
Aneto i Maladeta emboirats
Cims de Catalunya
Monte Perdido
Taillón
Descens
Croac!
De nou, les cascades